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El arte de reencontrarse en tiempos de pandemia

Vivimos tiempos inéditos marcados por la incertidumbre y el cambio. El año 2020 no pasará desapercibido en la memoria colectiva. 

La pandemia del coronavirus ha traído sin duda alguna muchos cambios, tanto tangibles como más meditativos. Y es que al fin y al cabo, parece que con cada cambio, se suele abrir una oportunidad de metamorfosis. 

Así, poco a poco, variopintos relatos van surgiendo en torno a las vivencias de la pandemia. Desde el asombro por la capacidad de adaptación hasta la adquisición de nuevos hábitos de reciclaje, pasando por lectores que se reencuentran con el placer de la lectura, cinéfilos que admiran la literatura en color y movimiento, y otros que, como diría el filósofo y ensayista surcoreano Byung-Chul Han, vuelven a percibir “el aroma del tiempo”. 

Disincronía contemporánea: la fina línea entre la vida activa y la vida contemplativa

El aroma del tiempo es algo que muchos de nosotros hemos perdido en la vida adulta. Pero no toda la culpa se la lleva la necesidad de madurar, la nueva tecnología juega también un papel importante. 

Estamos, queramos o no, inmersos en la denominada “economía de la atención”, donde la rapidez, inmediatez e instantaneidad definen nuestro día a día. Tenemos que estar en todos los sitios, y acabamos no estando realmente en ninguno.

¿Se está acelerando demasiado el tiempo?

Justamente, a partir de esa pregunta nace la reflexión que Byung-Chul Han hace en su interesantísimo ensayo filosófico sobre el arte de demorarse: El aroma del tiempo. 

Para el filósofo nuestra modernidad está pasando por una crisis temporal donde el tiempo no se acelera, sino que se atomiza y se dispersa hasta llegar a lo que denomina: la disincronía. Cada instante se vuelve efímero y fugaz, el tiempo se escapa, y con él desaparece el rumbo o la significación de la vida. 

Y es que en plena economía de la atención y del consumo, nuestra identidad (así como el tiempo) parecen ir convirtiéndose paulatinamente en un bien de consumo más, completamente sumergidos en un vacío temporal. 

Eso sí, hasta que la pandemia paró el tiempo. De repente nuestra efímera atención se empezó a centrar en la comunidad… Inéditos tiempos que nos obligaron a pasar de la actividad a la contemplación. 

Para Byung-Chul Han “la crisis temporal solo se superará en el momento en que la vida activa (…) acoja de nuevo la vida contemplativa en su seno”. 

La introspección es un arte casi olvidado. Hemos relegado tanto nuestra presencia a un escaparate de redes sociales que tendemos a perder nuestro propio aroma. No es por lo tanto tan sorprendente que hayamos abierto la puerta a la ansiedad. De la crisis del tiempo hemos pasado a la crisis de la salud mental como advierte la OMS

Al fin y al cabo no es de extrañar. Nos han enseñado a estar en el mundo pero no a estar con nosotros mismos. 

Por suerte, existen numerosos proyectos interesantes para ayudarnos a reencontrarnos a través de “prácticas temporales genuinas” como son el compromiso,  la lealtad y la introspección para mejorar la salud mental. 

Justamente en esa línea, destacamos un proyecto enfocado en la psicología y las terapias para el bienestar emocional y físico: terapiaenred.

A través de un cautivador blog de psicología y con la ayuda de las redes sociales, ofrece numerosos consejos para redescubrirse a uno mismo, reforzar las facetas emocionales y crear vínculos más fuertes entre el presente y el futuro a través de la resiliencia.

Es hora de volver a llenar de significado la pregunta de: ¿qué tal estás?

¿Te apuntas?